El hotel es una pasada, original, en un entorno único y muy confortable. Pasamos una noche y cogimos dos habitaciones cuádruples que eran como dos bungalows con 4 camas individuales. La habitación tenía entre otras cosas, radio bluetooth (de estilo vintage), televisión con Netflix y en el baño había seca toallas lo cual por otro lado es normal en Islandia por otros hoteles donde nos hospedamos. La decoración era muy de estilo nórdico, acogedor y minimalista a la vez. El desayuno fue bueno pero la sala era pequeña o todos coincidimos a la misma hora porque no había sitio al llegar para nuestro grupo de 8.Las vistas con una pequeña terraza que daban a lago eran fabulosas. El precio de la habitación es elevado pero para una noche lo recomendaría sin dudarlo!!